jueves, 20 de octubre de 2016

Guía diaria para acompañarnos en el camino



"Un visitante refería la historia de un santo que quería ir a visitar a un amigo suyo que estaba agonizando; pero, como le daba miedo viajar de noche, le dijo al sol: En nombre de Dios te ordeno que permanezcas en el cielo hasta que llegue yo a la aldea donde mi amigo agoniza. 


Y el sol se detuvo en el cielo hasta que el santo llegó a la aldea.


El maestro sonrió y dijo: ¿No habría sido mejor que el santo hubiera vencido su miedo a viajar de noche?»


Anthony De Mello






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"Podemos orar de este modo cuando se está ocupado con alguna tarea familiar y semiautomática como el vestirse, lavar los platos, zurcir calcetines, o remover la tierra en el jardín; cuando paseamos o conducimos, cuando esperamos en la cola del autobús o en un atasco de tráfico; en un momento de tranquilidad antes de alguna entrevista desagradable o difícil; cuando no podemos dormir, o antes de haber recobrado la consciencia plena al despertar. 


Parte del valor distintivo de la Oración de Jesús reside precisamente en el hecho de que, debido a su radical sencillez, puede rezarse en condiciones de distracción cuando son imposibles otras formas de oración más complejas. 


Es especialmente útil en momentos de tensión y de gran ansiedad.»

Kallistos Ware-El poder del Nombre


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