martes, 18 de julio de 2017

Guía diaria para acompañarnos en el camino



«¿Por qué acudiste al Maestro?».
«Porque mi vida no iba a ninguna parte ni me daba nada».

«¿Y adónde va ahora tu vida?». «A ninguna parte».

«¿Y qué te da ahora?». «Nada».

«Entonces, ¿cuál es la diferencia?»

«Ahora no voy a ninguna parte, porque no hay ninguna parte adonde ir; y no obtengo nada, porque no hay nada que desear».

Anthony De Mello






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"Incluso hay que reconocer que ni siquiera es el tipo de vida generalizado entre los llamados a la vida monástica. Dios, que «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1Tm 2,4), ofrece esta experiencia de encuentro transformante con Él a la humanidad entera, para que todos puedan poseer el conocimiento pleno de su amor. 


Pero esto resulta muy difícil debido al pecado personal y a las estructuras de pecado que existen en el mundo y dentro de los que pertenecen al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Evidentemente esto no se corresponde con la voluntad de Dios, pero Él lo «tiene» que aceptar como consecuencia del libre albedrío del ser humano. 


Pero para que su plan no se vea frustrado y no aparezca como imposible, Dios muestra un especial deseo de que, al menos, algunos vivan plenamente la vida contemplativa; y, para ello, elige de forma especial a algunas personas, que participan de diferentes vocaciones, como consagrados, seglares, monjes, sacerdotes, etc., y que viven en situaciones o tareas muy distintas.»


Fundamentos-Contemplativos en el mundo


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